Sigmund Freud, química y pensamiento

Nacido en la actual República Checa (entonces Imperio Austríaco) en el año 1856 y de origen judío. Este médico, científico y neurólogo es conocido popularmente por ser el padre del psicoanálisis.
Durante su niñez, él y su familia se trasladaron a Viena. A duras penas le pudieron dar una buena educación. Con 17 años ingresó en la Universidad de Viena. Fue un brillante y excepcional estudiante. En este periodo conoció ya, gracias a su profesor E. Brücke, a su posterior importante colaborador, Joseph Breuer. En 1881 se graduó en Medicina y comenzó a trabajar en el Hospital General de Viena. Ya en aquellos momentos dejó muy clara su revolucionaria mentalidad, apostando por el uso de la cocaína como un analgésico local o también, como un estimulante de prescripción médica.

En 1886 el médico abrió su propia clínica privada especializada en el tratamiento del nerviosismo. Aquí comenzó a poner en práctica la hipnosis y el método catártico de Joseph Breuer contra la neurosis y la histeria. Más tarde pone en práctica su método de asociación libre, esto es, un método que permitía al paciente expresar ocurrencias personales sugeridas por sus problemas y vivencias sin censura alguna.

La Interpretación de los Sueños (1900):
Freud descubrió que en muchos casos los traumas infantiles eran los causantes de muchas patologías psicológicas. Relacionó el sexo y su correcta práctica con la buena salud mental adulta. También comprobó que muchos problemas psicológicos subyacentes se revelaban en sueños durante el periodo de descanso.
Por primera vez habló sobre la existencia del Preconsciente, esto es, la unión entre la parte consciente e inconsciente del pensamiento. También sobre El Ello (impulsos primigenios básicos), El Superyó (Moral o educación que contrarresta al Ello) y El Yo (medida entre las dos anteriores). Con estos estudios psicológicos Freud escribió La Interpretación de los Sueños, una obra dedicada al psicoanálisis con la que creó esta disciplina, siendo aún su base actualmente.

El primer reconocimiento llegó con su nombramiento como Profesor Extraordinario en Viena (1902) y posteriormente, en 1909 de forma internacional ya, con el título de Doctor Honoris Causa otorgado por la prestigiosa Universidad de Clark de Massachusetts. A partir de entonces, Freud divulga su teoría en Estados Unidos llegando así ya a todo el mundo.

Freud murió en Londres en el año 1939 afectado por la propagación de un cáncer de paladar. 
Las teorías de Freud en la actualidad siguen contando con multitud de detractores. No hay año que pase en el que no se encuentre algún nuevo fallo en ellas, pero como suele pasar en el mundo de la medicina y la ciencia: el equivocarse y percatarse de ello forma parte del camino hacia la verdad, y está claro que Freud realizó un gran aporte en la buena dirección.

La vanidad humana y el lugar de Freud en la historia universal:
La vanidad humana fue rota quizás en primer lugar por Copérnico, al hacernos empequeñecer en la inmensidad del  universo. Darwin lo hizo de igual modo al mostrarnos el hecho de que el ser humano no difiere en tanto con el resto de las especies, y Freud, por su parte, ha sido el responsable de mostrarnos una parte del funcionamiento de nuestro cerebro. Un duro golpe para aquellos que basaban la complejidad humana en supersticiones o teorías espirituales. Una curiosidad al respecto, es que popularmente, al hablar del amor propio entre una pareja sentimental, solemos mencionar la palabra química, algo muy lógico, ya que el amor, los sentimientos y los pensamientos son eso, química.

Misterios sobre la vida de Sigmund Freud:
El médico, que vivió el periodo de introducción de la cocaína en Occidente, mantuvo una más que discutible positiva visión sobre la droga. Investigó, recetó y desarrolló una larga y peligrosa adicción personal al alcaloide. Tuvo que pasar mucho tiempo hasta que la ciencia mostrara claramente las destructivas consecuencias derivadas de su consumo.

Frases celebres de Sigmund Freud:
  • Existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.
  • La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas.
  • Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.
  • Si la inspiración no viene a mí salgo a su encuentro, a la mitad del camino.
  • El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.
  • La humanidad progresa. Hoy solamente quema mis libros; siglos atrás me hubieran quemado a mí.
  • Ser completamente honrados consigo mismo es un buen ejercicio.

Más información sobre Sigmund Freud en —wikipedia